5.4.- Composición y estructura de los sustratos
Los sustratos, al igual que los suelos, están constituidos por dos elementos principales; materiales sólidos, en forma de partículas, y espacios porosos por los que circulan los líquidos y los gases. Esta constitución determina una fase sólida, que por lo general es permanente, mientras que los espacios porosos determinan dos estados, que son antagónicos entre sí; la fase líquida y la fase gaseosa. Cuando la fracción líquida es mayor los poros están ocupados por agua en detrimento de los gases. Lo contrario ocurre cuando el sustrato esta seco.
De esta forma, los sustratos están integrados por partículas de características y tamaños diversos que forman agregados o empaquetamientos al azar o con una distribución predeterminada. Dichas partículas pueden se redondas, irregulares, fibrosas o filamentosas, así como la mezclas de diferentes tipos de partículas. Ello confiere diferentes particularidades a cada tipo de sustrato en cuanto a su uso y manejo.
Las características de las partículas y su agrupamiento definen el comportamiento físico de los materiales y la composición del medio de cultivo en sus dos constituyentes principales; fracción sólida y fracción porosa, mismas que a su vez determinan las tres etapas o estados constituyentes de un sustrato; la porción sólida, la porción líquida y la porción gaseosa
(figura 1)
Fuente: Ansorena, 1994
Figura 5.1. Composición de un suelo mineral y un sustrato orgánico
Lo espacios porosos depende del tamaño y la forma de las partículas; partículas pequeñas determinan poros pequeños que retienen mayor cantidad de humedad; partículas grandes, determinan poros grandes por los que se facilita la circulación de los gases. Mientras que partículas filamentosas contribuyen a una mejor distribución y retención de la humedad.
