Fuentes de nutrimentos

Para satisfacer los requerimientos de los nutrimentos anteriormente mencionados, se tienen diversas alternativas: a) fertilizantes químicos; b) abonos orgánicos; c) mezclas órgano-minerales; d) biofertilizantes; e) abonos verdes/coberturas.

 

En la agricultura moderna los fertilizantes químicos proveen la mayoría de los nutrimentos que se manejan. La razón es que su manejo resulta muy práctico, ya que los nutrimentos se encuentran en altas concentraciones (urea 46% N), lo que permite utilizar volúmenes relativamente pequeños. Sin embargo, los altos costos que han adquirido a partir del año 2007, han propiciado que se promueva la utilización de las otras fuentes de nutrimentos. Esto ha incrementado la demanda de abonos orgánicos y de biofertilizantes. Es muy probable que la agricultura orgánica adquiera un nuevo impulso bajo estas circunstancias.

 

 

Los abonos orgánicos que se pueden manejar en México (65 millones de toneladas por año), contienen una cantidad total de nutrimentos semejantes a los que se aplican en la agricultura mexicana con los fertilizantes químicos. Los estiércoles representan el 76% del total, dentro de los cuales el de vacuno es el predominante con un 75%. Sin embargo, presentan problemas prácticos para su uso masivo en la agricultura. El principal problema son los grandes volúmenes que se tienen que manejar, debido fundamentalmente al bajo contenido nutrimental, ya que contienen en promedio 2% de nitrógeno. Es un hecho que los abonos orgánicos aportan grandes beneficios a los terrenos agrícolas y a los cultivos, lo que los hace superior a los fertilizantes químicos. Sin embargo, se deberá resolver primero el aspecto práctico de los grandes volúmenes requeridos, lo cual dificulta el tener las cantidades que se demandarían en cada región, así como dificultades en el transporte del sitio de producción al sitio de uso, al igual que problemas de almacenaje y de distribución a los terrenos agrícolas, en la fecha previa a la siembra de los cultivos.

 

El abono órgano-mineral es una alternativa recomendable para la fertilización de los cultivos. Es una mezcla de abono orgánico y fertilizante químico, de tal manera de tener un producto con mayor riqueza nutrimental que los abonos orgánicos. Se recomienda que la suma de N + P2O5 + K2O sea superior al 13 %, donde preferentemente el nitrógeno tenga la mayor participación. Estas concentraciones son superiores a las que se encuentran en el abono orgánico, ya que normalmente los tres nutrimentos suman aproximadamente 5%. El abono órgano-mineral puede ser el resultado de una mezcla física o bioquímica. Una mezcla física consiste en adicionar los abonos orgánicos y los fertilizantes químicos, mezclándolos hasta lograr su homogenización. Es más recomendable que la mezcla sea bioquímica, es decir que resulte de un proceso de compostaje, ya que de esta forma los nutrimentos del fertilizante químico puedan ser consumidos por los microorganismos, transformándolos en compuestos orgánicos, es decir el nitrato o amonio pasará a proteína y otros compuestos, el fosfato formará fosfolípidos y otros compuestos. Esto permite controlar la salinidad de dichos abonos, lo cual redundará en un mejor manejo en los suelos salinos.

Los biofertilizantes son microorganismos con la capacidad de abastecer de nutrimentos a las plantas. En la agricultura se han manejado con éxito los microorganismos que proveen nitrógeno y fósforo. Entre los que proveen nitrógeno se tienen los siguientes: a) Rhizobium los cuales establecen asociaciones simbióticas con las leguminosas, formando nódulos en el interior de las raíces, dentro de los cuales se lleva a cabo el rompimiento de la molécula de nitrógeno atmosférico, para finalmente ceder a la planta el nitrógeno en forma de amonio; b) Azospirillum, microorganismos que establecen asociaciones en el ámbito de la rizósfera, preferentemente con gramíneas, en donde la planta los alimenta con sus secreciones y el microorganismo lo provee de nitrógeno; c) Azotobacter y Bacillus, estos microorganismos también establecen asociaciones en el ámbito de la rizósfera, en donde la planta los alimenta con sus secreciones y el microorganismo lo provee de nitrógeno y se han empleado con éxito en hortalizas y frutales. Se han identificado que los microorganismos que establecen asociaciones en la rizósfera, tienen la capacidad de producir reguladores del crecimiento, tales como las auxinas, las giberelinas y las citocininas, las cuales pueden ser absorbidas por las planta y modificar su metabolismo.

 

En relación con el fósforo se tienen las micorrizas, las cuales pueden ser endomicorrizas o ectomicorrizas. Las endomicorrizas tienen la facultad de establecerse en el interior de las raíces de la mayoría de las plantas cultivadas y formar estructuras denominadas vesículas y arbúsculos. Al mismo tiempo se producen las hifas o prolongaciones de la micorriza fuera de la raíz, con funciones similares a los pelos absorbentes, es decir tienen la capacidad de absorber nutrimentos del suelo y de trasladarlos a la raíz. Esto incrementa significativamente el volumen de suelo explorado por la planta, de tal manera que ve beneficiada con un mayor aporte de nutrimentos. Generalmente se asocia la micorriza con la mejor absorción del fósforo, sin embargo también se puede incrementar el abastecimiento de otros nutrimentos como el potasio, el calcio, el magnesio, el hierro, el zinc, el cobre, el manganeso (Brady, 1990). Este autor encontró que, en maíz, la presencia de las endomicorrizas favoreció la absorción de zinc en un 239%, mientras que el fósforo lo incrementó en un 79%. Por otro lado, las ectomicorrizas se encuentran fundamentalmente en las especies forestales y se caracterizan por envolver la raíz, es decir no penetran al interior de las mismas. No obstante, tienen una función similar a las endomicorrizas y han resultado de gran efectividad para el trasplante de los arbolitos en las reforestaciones.

 

Los abonos verdes se constituyen en una buena alternativa para la agricultura tradicional del trópico. Se tienen leguminosas nativas que sirven eficientemente para este propósito. Entre estas leguminosas que se pueden manejar las siguientes: al frijol nescafe, la canavalia, el chícharo de palo, el frijol dólicos, del guaje. Estas plantas no solo enriquecen con nitrógeno a los terrenos, sino que aportan residuos orgánicos que benefician al suelo, ya que sirven como obertura protegiéndolo contra la erosión, además son la fuente de la materia orgánica. En adición a lo anterior, también tiene la capacidad de servir como forraje.

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