Los avances de la ciencia y la tecnología en las últimas décadas del siglo XX han sido espectaculares, impulsando todas las ramas del saber humano, desarrollo que sin duda será superado por los logros científicos y tecnológicos que están por venir. La agricultura no es ni será ajena a estos acontecimientos.


Actualmente, en el ámbito agronómico, existen nuevos conceptos que engloban y dan cuenta de los avances científicos y tecnológicos que están contribuyendo a revolucionar todas las ramas de la agricultura. Términos como agricultura protegida, cultivos protegidos, agricultura intensiva agricultura de precisión, invernaderos, casas sombra, plasticultura, cultivo de tejidos, semillas artificiales, ingeniería genética, riego localizado, hidroponía, fertigación, agrótica, acolchados, sustratos, agricultura orgánica, labranza de conservación, implante de embriones, ganadería alternativa, inocuidad alimentaría, entre otros, son de uso frecuente en el medio agronómico para hacer referencia a los nuevos elementos que están impulsando el desarrollo agrícola mundial y nacional.

 

 

Al mismo tiempo modernas herramientas, como los satélites, las computadoras, los sensores, la Internet y los sistemas de información geográfica, hacen más fácil la toma, envío y procesamiento de datos para dar respuesta y solución a muchos problemas específicos que se plantean a diario en la producción agrícola.

 Así, la agricultura, que inicio como sistema económico hace unos 10 mil años, cuando los grupos humanos prehistóricos domesticaron las primeras plantas e inventaron las herramientas y los procesos necesarios para acondicionar los terrenos y el medio donde las cultivaron, hoy toma nuevos horizontes para abastecer de alimentos a una población mundial cada día más numerosa.

A diferencia de la naturaleza, donde los vegetales crecen espontáneamente, al inicio de la agricultura mediante una serie de prácticas y cuidados, los primeros agricultores propiciaron condiciones más favorables para el desarrollo de las plantas, modificando el entorno natural. Así mismo dirigieron su desarrollo y evolución seleccionando cuidadosamente los materiales empleados para su reproducción. Conocimientos que se fueron perfeccionando con el paso de los siglos heredándose de generación en generación. Con ello la domesticación de plantas y animales dio origen a la revolución del neolítico, época en que se origino e inicio nuestro modo de vida en sociedad.

Actualmente la agricultura se practica en una amplia variedad de ambientes modificados, conocidos como agro ecosistemas, entre ellos destacan una serie de estructuras; como los invernaderos con cultivos en sistemas hidropónicos o sustratos inertes y control ambiental, mismos que representan uno de los más elevados ejemplos de ecosistemas artificiales creados para desarrollar la agricultura intensiva.

Los cambios experimentados durante el desarrollo y evolución de los sistemas agrícolas han contribuido al aumento de los rendimientos pero también han implicado alteraciones drásticas del entorno, algunas de graves consecuencias. Sin embargo, así como la ciencia tiene posibilidades de destrucción, también tiene la posibilidad de creación y restauración de la naturaleza. En este sentido, lo criticable no es el uso de la técnica y tecnología, sino su mal empleo, en si misma la tecnología no es la responsable de los desequilibrios ocasionados al medio, los responsables son los hombres que la usan indiscriminadamente. Cuando la sociedad cobra conciencia de esos desequilibrios esta dando el primer paso para corregirlos, situación que se logra empelando diversas estrategias (Cubero y Moreno, 1993).

Aunque el problema del deterioro ambiental presenta muchas aristas, una forma de contribuir a minimizar los efectos negativos de la agricultura sobre el medio natural es intensificando la producción agrícola por unidad de superficie, esto es, aumentando la productividad mediante el uso de tecnologías modernas que sean compatibles con el entorno, tecnologías con las que se puede apoyar para que los agricultores, sobre todo los de escasos recursos de diferentes regiones montañosas, obtengan en pequeñas superficies de cultivos bajo invernaderos los productos agrícolas necesarios para su alimentación, mientras las tierras actualmente erosionadas e infértiles puedan destinarse a usos más ecológicos, como plantaciones forestales, pastizales, restablecer la vegetación natural con diversos fines de conservación y ecoturismo, entre otros. Usos en los que se puede incluir la captura de CO2, la purificación del aire, la captación de agua y recarga de los mantos acuíferos.

Ello implica que los agricultores deberán estar cada día más y mejor preparados en conocimientos e infraestructura para desarrollar una agricultura más eficiente y menos contaminante, los invernaderos y las nuevas tecnologías agrícolas, entre ellas los modernos sistemas de riego por goteo y micro aspersión, están contribuyendo a minimizar el impacto ambiental, situación que exige una mayor capacitación de los productores. De esta forma, los agricultores del futuro se parecerán más a técnicos de laboratorio que a los actuales trabajadores del campo (Calvo, 1995).

Esta situación ya es una realidad en muchas partes del mundo, incluido México, y lo más importante es que las nuevas tecnologías son aptas para usarse en cualquier tamaño de predio, permitiendo un alto control de las variables productivas, haciendo a la agricultura una actividad más productiva (Sánchez, 2004).

El caso de Almería en España, es una de las regiones ejemplo del desarrollo alcanzado por los invernaderos en muchas partes del mundo, así como de los problemas que ello conlleva. Esa zona hace 40 años era una de las regiones más pobres de Europa, debido a las elevadas temperaturas, alta insolación, vientos extremadamente fuertes, mala calidad de los suelos, escasez de lluvias y ausencia de aguas superficiales. Condiciones que hacían prácticamente imposibles las actividades agrícolas. Hoy nos deja una gran enseñanza ya que se ha convertido en uno de los sistemas más rentables, productivos y eficientes de la agricultura europea (Junta de Andalucía, s/f; Valera et al, 1999; Sánchez y et al, 2001).

Muchas regiones de México cuentan con mejores condiciones naturales para el desarrollo de los invernaderos, debido a ello existen regiones donde la agricultura protegida se está desarrollándose en forma acelerada, para obtener productos de alta calidad tanto para el mercado interno como de exportación. De esta forma los invernaderos y la agricultura protegida están contribuyendo ampliamente en la producción de alimentos y en el desarrollo de varias regiones del mundo y de México.

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