5.8.1.- Capacidad de retención de humedad y nutrientes

 

Los materiales destinados a usarse como sustratos deben retener suficiente humedad para abastecer todas las necesidades de las plantas en cuanto a agua y nutrientes. La capacidad de retención de agua esta en función del tamaño de los poros o espacios libres y la capilaridad de los mismos. Los sustratos con poros grandes, constituidos por esqueletos de partículas grandes, como la arena y la grava y la agrolita retienen poca humedad. Los sustratos con partículas y poros pequeños, como los suelos arcillosos y limosos o la lana de roca y la turba, retienen más tiempo la humedad, en contrapartida dentro de ellos disminuyen la circulación del aire. El tamaño de los espacios libres determina la capilaridad, poros pequeños son de mayor capilaridad reteniendo más el agua, mientras que los espacios grandes permiten la circulación del aire. En algunos casos funciona bien la combinación de diferentes tamaños de partículas para proporcionar retención de humedad y aireación.

 

 

Algunos materiales orgánicos, como la fibra o polvo de coco y la turba de pantano, pueden presentar dificultad para ser humedecidos inicialmente o para ser rehumectados una vez que se han secado en los contenedores. Esto se atribuye a dos factores; la hidrofobicidad o repelencia del agua por los materiales y la contracción que experimentan dichos materiales al secarse. Estas deficiencias de se evitan mezclando esos sustratos con otros materiales más giroscópicos, entre ellos algunos hidrogeles.

 

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